La historia de la aplicación del cannabis medicinal contra los síntomas del vih y los efectos secundarios de los primeros tratamientos con fármacos, ocupa un lugar muy importante en los inicios del movimiento por el cannabis medicinal actual.
En la ciudad de San Francisco de los años ‘90, posterior a la crisis del Sida norteamericana de los años ‘80 y con la situación de abundancia de cannabis para consumo recreativo, no pasó demasiado tiempo para que se corriera el rumor de que comer la hierba estimulaba los famosos “antojos” y abría el apetito a los pacientes con Sida, además de reducir las nauseas farmacológicas y ayudar a que aumentaran de peso.
Los activistas contra el Sida se alinearon con los primeros activistas del cannabis medicinal enfrentándose con el gobierno estadounidense y su resistencia a darle al cannabis el valor terapéutico que luego se le fue reconociendo.
Activistas cannábicos visitaban el Hospital General de San Francisco repartiendo sus delicias caseras con cannabis comestibles entre los pacientes con Sida.
El Dr. Donald Abrams, que en ese momento era director del programa para la lucha contra el Sida de aquel hospital, notó personalmente como se beneficiaban muchos de los pacientes, y a principios de la década de 1990 comenzó su batalla de siete años contra el gobierno de Estados Unidos para que aprobasen un estudio con cannabis medicinal.
En 1998, Abrams consiguió la aprobación para poder llevar a cabo el primer estudio para el tratamiento cannábico de vih con el permiso del gobierno. Para cuando el Instituto Nacional contra el Abuso de Drogas aprobó tal pedido, ya habían muerto 410.000 personas victimas del sida sólo en Estados Unidos. En 1996, con la aprobación de la Propuesta 215 (que habilitó legalmente el uso medicinal del Cannabis), redactada por varios de los primeros activistas cannábicos, el Estado de California aceptaba formalmente al movimiento para la marihuana medicinal. Entonces se fundaron los primeros clubes de compradores de cannabis de San Francisco utilizando el modelo de los clubes de los 80 que importaban fármacos para el Sida ya que el gobierno de Estados Unidos se negaba a abordarlo desde los servicios de salud (como lo muestra la película ganadora del Oscar Dallas Buyers Club, de 2014).
El cannabis medicinal paso a ser un asunto concerniente de los derechos de los pacientes. Ayudó a combatir el síndrome de emaciación, que hacia que los primeros pacientes de Sida perdieran cantidades peligrosa de peso, aliviando la nausea y supresión del apetito, efectos ocasionados por el altamente tóxico y cancerígeno AZT, el primer tratamiento retroviral aprobado por la FDA.
A medida que se fueron realizando estudios en 2007 se concluyó que fumar cannabis para el dolor neuropático, para los pacientes con vih que sufrían neuropatía sensitiva dolorosa, era tan efectivo como ingerir cannabinoides por vía oral.
Otros estudios, en los cuales se buscó la presencia de impactos inmunológicos negativos en los pacientes con vih/Sida que consumían cannabis medicinal, no se observó ningún impacto adicional sobre las funciones inmunológicas.
En los estudios sobre uso de THC y de los inhibidores de proteasa combinados para el tratamiento de la infección del vih, no se encontró que impactara con la eficacia de dichos inhibidores.
En estudios recientes en primates, acerca de los efectos del THC en las funciones inmunológicas de Macacos Rhesus con VIS (virus de inmunodeficiencia en simios), se observó una reducción en la tasa de mortalidad y en la carga viral.
Recientemente la Cochrane Reviews (revisiones periódicas de calidad de las investigaciones más importantes en el área de salud y políticas sanitarias realizadas por la ONG internacional Cochrane Collaboration) ha recomendado que se intensifique el desarrollo de más investigaciones en el campo de aplicaciones medicinales del Cannabis en pacientes con diagnóstico de vih y enfermedades vinculadas al mismo.
El Observatorio para la promoción de derechos de la diversidad, abordó casos de tratamientos con cannabis medicinal durante el desarrollo del proyecto «Consultorio Amigable en el Hospital San Bernardo» entre 2011 y 2013. Actualmente y en articulación con el Colectivo Cannabis Medicinal del Norte promueven el desarrollo local de equipos de salud que realicen investigaciones médicas sobre los tratamientos.
Fuentes: